David Seguí: “Debemos sacudirnos el miedo a emprender nuevos proyectos”.

No cabe duda de que Articultura de la Terra constituye un proyecto singular y atractivo: elaboración de cerveza, vino y aceite con ingredientes naturales. Hace apenas dos años David Seguí y Maria Vicente, a quienes recientemente se les ha unido Orestes Jiménez, iniciaron su andadura al frente de una cooperativa dedicada a la elaboración artesanal de productos agroalimentarios. Lo que empezó como un hobby adquirió forma de empresa, y poco a poco va consolidándose en un competitivo y selecto mercado. Desde su sede en Agullent, las diferentes variedades de cerveza Lluna, su aceite de oliva de extraordinaria calidad o su vino Cavall Bernat (que ha sido incluido en la DO Valencia), llegan ya a una amplia área del mercado español.

¿Cómo ven la situación socioeconómica actual? ¿Y cómo ven esta situación a medio y largo plazo?

Como dijimos en unas jornadas celebradas hace unos días en Vilafranca del Maestrat, creemos que lo mejor es no dejarse llevar por el miedo ni la angustia que transmiten los medios de comunicación. El miedo paraliza, y esa parálisis nos impediría emprender nuevos proyectos, que precisamente ahora encuentran un buen momento para su puesta en marcha. Sin duda habrá mucha gente que se verá afectada por la crisis, por la desaparición de la industria tradicional, pero todos tenemos que ‘cambiar el chip’, y darnos cuenta de que nuestro entorno ofrece alternativas al sistema en que se ha basado el desarrollo los últimos años.

¿Cómo empezó su proyecto empresarial? ¿De dónde surge una iniciativa como ésta?

Nosotros nos dedicábamos a trabajar para otra empresa en el cultivo de la vid, y de la posterior elaboración de vino; y siempre nos ha rondado por la mente la posibilidad de crear nuestra propia cerveza. Después de tres años llevando el trabajo de la bodega, te das cuenta de que no te acabas de involucrar en el producto final, porque aunque en parte el vino resultante es tuyo, no eres tú quien toma las decisiones. Con esa experiencia, vimos que lo más adecuado sería que en un proyecto así, el trabajador debía ser dueño de la empresa, que todos los que participan en la elaboración tomen decisiones y se involucren en los procesos. Así, nos planteamos crear un proyecto en forma de cooperativa, con la idea fundamental de producir vino, aceite y cerveza ecológicos a partir de las materias primas que se cultivan en nuestras comarcas; es algo en lo que ya teníamos experiencia, y que además siempre hemos considerado que la producción y elaboración de productos ecológicos supone una apuesta de futuro y una tendencia natural de consumo.

¿Y la realidad ha respondido a sus expectativas?

Cuando pusimos en marcha el proyecto sabíamos que el mercado de la producción ecológica tiene unas cifras de consumo distintas al mercado convencional: es un consumo más reflexivo y consciente, menos compulsivo, por lo que en raras ocasiones se adquieren grandes magnitudes. La gente que puede beber nuestra cerveza, por ejemplo, raramente constituirá un tipo de consumidor de los que se toman un par de cervezas al día mientras miran la televisión; se trata de un producto más encaminado a la degustación. Por ello, la crisis tampoco creemos que tenga una influencia directa sobre nuestra actividad. La verdad es que de momento tenemos una buena marcha: cada trimestre aumentamos el volumen de ventas, y desde que empezamos mantenemos un volumen de producción ascendente. En menos de cinco meses hemos vendido aproximadamente 20.000 litros de cerveza, y la producción estimada para este año es de 40.000 litros, de modo que no creemos que exista problema para superar las previsiones del plan de empresa.

¿Cómo llega a sus clientes un producto tan singular? ¿Les cuesta encontrar canales de distribución? ¿Exportan algo de su producción?

Empezamos encargándonos nosotros mismos de la distribución, pero hoy por hoy disponemos ya de varios distribuidores. En nuestro territorio autonómico tenemos uno en Castellón, dos en Valencia, uno en la zona de la Marina y la Safor, y otro que se encarga del área desde Benidorm hasta Alicante ciudad. También tenemos un distribuidor en Catalunya, y actualmente estamos llegando con fuerza a Madrid. Un local muy conocido, el Patio Maravillas de la calle Pez, es en la actualidad uno de nuestros mejores clientes. Al margen de todo ello, acudimos a numerosas ferias y mercados de productos ecológicos. Sobre la exportación, es algo que nos gustaría, pero ahora mismo no nos lo podemos aún plantear. Para nosotros ahora es más importante cuidar al máximo el producto final que plantearnos las ventas exteriores.

¿Cómo ha sido su experiencia en el CEEI, a lo largo de todo este proceso?

Nos ha sido de mucha ayuda, y hemos podido asistir a algunas de las charlas y jornadas, que han sido de gran utilidad y muy interesantes. En el CEEI hicimos el plan económico para culminar nuestro plan de empresa, y en 2007 obtuvimos una mención especial por este plan. Además, el pasado año quedamos finalistas como proyecto de mejor trayectoria empresarial, y recientemente de la mano del CEEI también hemos sido finalistas en el Dia del Emprendedor de Valencia, en el apartado de ‘Empresa corresponsable con el desarrollo sostenible’. Mantenemos el contacto con el CEEI en menor medida de la que quisiéramos, debido al ritmo que nos imponen el trabajo y la producción.

¿Las Administraciones (Ayuntamientos, Generalitat, Estado central…) aportan las herramientas que la economía necesita para su desarrollo?

No podemos hablar demasiado bien de la Administración, porque en nuestro caso tenemos la sensación de sufrir un control sanitario exhaustivo. Por supuesto que deben controlarse los procesos y la seguridad, pero no estamos de acuerdo en que se someta a los mismos controles a una gran fábrica de cerveza comercial que a unos pequeños productores que siguen procesos artesanales. Creemos que sería más justo adaptar las condiciones para las pequeñas empresas según sus posibilidades, como por ejemplo el pago de los impuestos especiales, ya que hay una serie de condiciones que impiden un mayor desarrollo de compañías emergentes.

¿Cuáles son, en su opinión, los factores clave para que el tejido empresarial de un determinado territorio innove y alcance el éxito en los mercados del futuro?

Quizá, más que determinadas políticas o que cualquier herramienta, la clave para el desarrollo es desprenderse del miedo. Debemos sacudirnos el miedo a emprender nuevos proyectos y apostar por algo en lo que creemos.